Muere Keizo Murase, reconocido por su trabajo como creador de trajes y modelador en clásicos del cine kaiju como Varan el Increíble, King Kong contra Godzilla, Gamera y El Terror de Mechagodzilla, a los 89 años. El talentoso escultor murió el lunes debido a cirrosis hepática descompensada. United Entertainment confirmó que se llevará a cabo un funeral privado, limitado a familiares cercanos y amigos, más adelante este mes.
Murase había sido hospitalizado en marzo del año pasado debido a complicaciones por encefalopatía hepática, un trastorno cerebral causado por el fallo hepático crónico. Aunque experimentó una recuperación temporal, la enfermedad regresó en julio, lo que finalmente causó su fallecimiento.
De Hokkaido a Hollywood: El viaje de un maestro
Nacido el 5 de octubre de 1935 en Ikeda, Hokkaido, Keizo Murase se trasladó a Tokio a los 23 años, buscando cumplir sus aspiraciones artísticas. Se unió al departamento de arte especial de Toho como trabajador a tiempo parcial, y un año después, se convirtió en miembro de tiempo completo. Sus primeras contribuciones incluyeron su trabajo como asistente de escultor en la película de Ishiro Honda de 1958, Varan el Increíble.
A medida que su carrera florecía, Murase hizo contribuciones notables a muchas otras películas icónicas de kaiju, como Mothra, King Kong contra Godzilla y Matango. Su talento único y destreza en la creación de efectos prácticos lo convirtieron en uno de los escultores más importantes del género. Eventualmente, Murase se independizó, aportando su experiencia a diversas producciones televisivas, como Capitán Ultra.
La última obra maestra de Keizo Murase
A principios de este año, se lanzó Brush of the God, su esperado debut como director, marcando su transición de escultor a cineasta. A pesar de sus problemas de salud en los últimos años, la dedicación de Murase a su arte nunca disminuyó. Su fallecimiento deja un vacío significativo en el mundo de los efectos especiales y las películas de kaiju, pero sus creaciones continuarán inspirando a futuras generaciones.
La vida de Murase fue un testimonio de brillantez artística, con un legado que abarca décadas de influencia en el cine japonés, dejando una huella imborrable en la cultura kaiju y el arte de los efectos especiales.
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