La reciente llegada de lluvias al territorio mexicano con la depresión tropical Alberto ha ofrecido un respiro temporal a estados como Chihuahua, severamente afectados por la sequía excepcional. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿pueden unas semanas de precipitaciones intensas revertir un problema que ha perdurado por más de año y medio? A continuación te damos toda la información.
En el Seminario de Recursos Naturales que se llevó a cabo en Ciudad de México, titulado “Cuando vuelve a llover, ¿se acaba la sequía? Análisis de la propagación de sequías con sensores remotos y modelos numéricos”, se abordó esta cuestión con expertos en la materia. Según los estudios presentados, las sequías en México han sido recurrentes desde 1984, con episodios severos en años como 2011 y 2012, que se extendieron por dos años consecutivos.
Aunque las lluvias son cruciales para mitigar la sequía, los expertos advierten que la respuesta no es tan simple. Se necesitarían varios años de precipitaciones abundantes y consistentes, sin cambios significativos en la temperatura y la evapotranspiración, para restaurar adecuadamente los niveles de agua en el suelo y los acuíferos afectados.
El seminario también destacó los impactos económicos y humanos de las sequías. Entre 2000 y 2015, México experimentó 145 eventos de sequía que resultaron en pérdidas económicas cercanas a los 21 mil millones de pesos. Estos eventos subrayan la necesidad urgente de desarrollar estrategias efectivas para mitigar los efectos adversos de la sequía en las comunidades afectadas.
Para evaluar la gravedad de una sequía, se utilizan tecnologías avanzadas como las misiones satelitales, como GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) de la NASA, que permiten monitorear cambios en el almacenamiento de agua en la superficie y subsuelo. Estas herramientas son fundamentales para detectar anomalías y establecer patrones de sequía, clasificadas en tipos como meteorológica, agrícola, hidrológica y socioeconómica.
El riesgo de desertificación también se discutió en el seminario, destacando que las sequías prolongadas y severas pueden conducir a condiciones más secas y menos propicias para la vida vegetal y animal. Esto puede derivar en aridez o incluso desertificación si no se implementan medidas adecuadas de gestión y conservación del agua.
Los expertos, como Arciniega Esparza, enfatizan la importancia de comprender y analizar las sequías con precisión científica para desarrollar políticas efectivas de mitigación y adaptación. La colaboración entre científicos, autoridades y comunidades será crucial para enfrentar este desafío climático y garantizar un futuro sostenible para todos.
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