La salud mental es un aspecto fundamental en la vida de las personas, pero en México, enfrenta un complejo desafío debido al estigma que la rodea. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades. Sin embargo, muchos mexicanos no acuden al psicólogo por temor a ser juzgados o estigmatizados.
De acuerdo con Francisco Martínez León, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, hay un psicólogo por cada 300 mil habitantes. Además, el mexicano no asiste a servicios como terapias, debido a una cultura en la que ir al psicólogo no está bien visto, y se acude con un sacerdote para tratar problemas o temas que lo afectan anímicamente.
A pesar de los esfuerzos del Programa de Salud Específico en materia de Salud Mental, impulsado por la Secretaría de Salud, el acceso a la atención psicológica sigue siendo limitado. La creencia de que solo quienes están “locos” deben acudir al psicólogo persiste en la sociedad, lo que ha llevado a que las personas enfrenten problemas emocionales sin recibir el apoyo adecuado.
Esta situación tiene graves consecuencias, y el suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años en México. Es fundamental que se promueva la detección temprana de problemas de salud mental y se fomente la empatía y comprensión hacia quienes enfrentan estos desafíos. Será crucial para que las personas se sientan acompañadas y seguras al buscar ayuda profesional.
En ese contexto, el suicidio está catalogado como la segunda causa de muerte en el grupo de personas de 15 a 29 años de edad, de acuerdo a la Secretaría de Salud. En México, la tasa de casos de depresión aumentó aproximadamente un 36 por ciento, con un total de 203 casos reportados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado la importancia de la salud mental y la considera un componente integral del bienestar. A pesar de esto, en México, el estigma y la falta de campañas adecuadas han dificultado abordar adecuadamente este tema desde la infancia.
Es necesario implementar programas y escuelas para padres que les permitan detectar comportamientos no saludables en sus hijos y brindar la atención psicológica necesaria. Además, se requiere una mayor presencia de profesionales de la salud mental en la vida de las personas, para que se considere parte de su desarrollo integral y no solo como una medida para “locos”.
Es esencial que México reflexione sobre cómo abordar este tema crucial y desterrar el estigma que impide a muchas personas recibir la atención psicológica que necesitan. La salud mental es un derecho que debe ser garantizado para todos, sin importar su edad, género o lugar de residencia. Solo a través de la educación, empatía y comprensión podremos mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan desafíos emocionales en el país.
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