Los deliciosos postres de Cristina Oliva: Una HISTORIA de dedicación y esfuerzo en Chihuahua
Cristina Oliva ha logrado conquistar el paladar de los chihuahuenses con sus deliciosos postres, en especial sus pays, que prepara con esmero y amor.
Cristina Oliva ha logrado conquistar el paladar de los chihuahuenses con sus deliciosos postres, en especial sus pays, que prepara con esmero y amor. Además de atender a su familia, Cristina recorre el centro de la ciudad ofreciendo sus productos, deleitando a todos los ciudadanos.
Desde hace 33 años, Cristina se dedica a vender pays en el centro de la ciudad. Este emprendimiento comenzó como una alternativa para mejorar la economía familiar y pagar los estudios universitarios y de educación media superior de sus hijos. A los 15 años, viviendo en la colonia Centro y viendo que sus padres no tenían suficientes recursos, decidió iniciar su negocio con compañeras de secundaria. Desde entonces, no ha dejado de vender sus postres, manteniéndolo por amor al arte.
Cristina comenzó vendiendo pays de queso, pero con el tiempo ha ampliado su oferta. Ahora prepara pays de manzana, guayaba, fresa, durazno, mango y coco, además de buñuelos que son especialmente populares en diciembre. La receta proviene de su madre, lo que le llena de orgullo. “Me hace muy feliz que mis clientes me digan lo ricos que están mis postres y me pidan que no deje de visitarlos”, comenta Cristina.
La dedicación de Cristina la ha hecho famosa entre los visitantes del centro, trabajadores y vecinos. Se le ve a diario recorriendo con su canasta las calles Libertad, Victoria, Juárez, Aldama, la calle 12 y por el parque Vallina, cubriendo todo el primer cuadro de la ciudad de lunes a jueves durante 5 horas y media, o hasta que se acabe su producto. “Recurro a donde se me ocurre y donde me dejen, pidiendo siempre permiso para entrar a los establecimientos y evitar ser rechazada de golpe”, explica Cristina.
A pesar de llevar tres décadas haciendo sus postres, Cristina no cuenta con una marca impresa en sus productos. Ella ha sobrevivido gracias a su amabilidad y servicio a los demás, cualidades que la distinguen. Cada mañana inicia su jornada con entusiasmo, recorriendo la ciudad para ofrecer sus delicias y dejando una huella en quienes la conocen.