El bullying, o acoso escolar, es un problema global que afecta a millones de niños y adolescentes. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), uno de cada tres estudiantes ha sido víctima de intimidación en el entorno escolar. Este tipo de violencia se presenta en diversas formas, incluyendo agresiones físicas, verbales y psicológicas, dejando secuelas que pueden persistir a lo largo de los años.
El impacto del acoso escolar es profundo, afectando el bienestar emocional y académico de los niños. Aquellos que sufren bullying tienen un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión y una notable disminución en su rendimiento escolar. En situaciones extremas, el aislamiento y la baja autoestima pueden derivar en problemas más graves, incluyendo el suicidio.
La situación se agrava con la creciente presencia del ciberacoso. La Secretaría de Educación Pública (SEP) advierte que la difusión de contenido ofensivo en línea puede ser incontrolable y generar un impacto emocional devastador. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que uno de cada seis niños sufre acoso digital, lo que puede incrementar su vulnerabilidad psicológica.
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Las recomendaciones de Unicef para actuar ante el bullying
Ante esta problemática, la Unicef propone siete pasos fundamentales para que los padres puedan identificar y actuar si su hijo es víctima de acoso escolar:
- Actuar rápidamente. Proteger al niño desde el primer momento y buscar soluciones inmediatas.
- Escuchar sin juzgar. Permitir que el menor se exprese con libertad sobre lo que está viviendo.
- Brindar apoyo incondicional. Hacerle saber que no está solo y que juntos buscarán una solución.
- Buscar ayuda profesional. Un psicólogo o consejero puede ayudar a manejar el impacto emocional del acoso.
- Registrar el acoso en línea. Si ocurre en plataformas digitales, es clave guardar pruebas de los incidentes.
- Informar a la escuela. Notificar a las autoridades escolares para que tomen medidas de protección.
- Acudir a las autoridades. Si el problema persiste, es fundamental buscar apoyo de organismos de protección infantil.
Además, se recomienda reforzar la privacidad de las cuentas en redes sociales de los menores y fomentar un uso responsable de la tecnología.
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Qué hacer si mi hijo es quien acosa a otros
Si un padre sospecha que su hijo está intimidando a otros, es importante abordar la situación con diálogo y comprensión. Unicef sugiere:
- Comprender las razones. Preguntar al menor sobre sus emociones y motivaciones para actuar de esa manera.
- Fomentar reacciones saludables. Enseñar formas constructivas de afrontar conflictos.
- Reflexionar sobre el entorno familiar. Revisar si en casa se están replicando comportamientos negativos.
- Explicar las consecuencias. Hacerle entender el impacto de sus acciones y establecer medidas correctivas sin recurrir a la violencia.
El acoso escolar, en cualquiera de sus formas, puede dejar secuelas graves en la salud mental de los niños y adolescentes. La intervención temprana, el apoyo de la familia y la acción de las instituciones educativas son clave para erradicar este problema y garantizar un ambiente seguro para todos los estudiantes.
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