El camino hacia el bienestar y la felicidad puede ser más sencillo de lo que muchos imaginan. La ciencia ha demostrado que un hábito cotidiano en casa tiene un impacto significativo en nuestra salud mental y productividad: mantener el orden en el hogar. Este sencillo hábito no solo contribuye a la calma y el equilibrio emocional, sino que también optimiza nuestra eficiencia en el trabajo. A continuación te damos todos los detalles.
Según un estudio realizado por el Consejo General de Psicología, la Psicofundación e IKEA, un hogar ordenado está íntimamente relacionado con un aumento en el bienestar y la felicidad. Este estudio revela que mantener el orden en casa puede mejorar significativamente nuestro estado emocional. La investigación muestra que actividades cotidianas como recoger la cocina, ordenar y hacer las camas pueden ser suficientes para elevar nuestro nivel de felicidad.
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La Dra. Danielle Roeske, experta en salud mental, explica que el orden en nuestro entorno físico puede influir en nuestra capacidad para gestionar emociones y estados mentales. “Cuando hay orden y estructura en nuestro entorno exterior, puede ayudarnos a sentirnos más capaces de gestionar algunos de los estados y mundos emocionales internos”, afirma la Dra. Roeske. El desorden, por el contrario, se ha vinculado con sentimientos de agobio, procrastinación y una calidad de vida disminuida.
Además de su impacto en la salud mental, el orden en el hogar también afecta directamente nuestra productividad. Un estudio del Instituto de Neurociencia de Princeton sugiere que un entorno desordenado puede disminuir la capacidad de concentración del cerebro. Cuando nuestro campo visual está saturado con elementos desorganizados, nuestro cerebro debe trabajar más para procesar la información, lo que puede reducir nuestra eficiencia. Mantener un espacio ordenado, por lo tanto, no solo minimiza el estrés, sino que también mejora la capacidad de enfoque en las tareas.
Catherine Roster, psicóloga, señala que el desorden puede reducir la sensación de seguridad y bienestar que obtenemos de nuestros espacios personales. Un hogar organizado crea un ambiente más relajante y agradable, fortaleciendo nuestra autoestima y promoviendo un estado de ánimo positivo.
Por otro lado, el desorden no solo afecta nuestra mente, sino también nuestros niveles de estrés. Un entorno caótico puede incrementar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, como lo demuestra la investigación en el campo de la psicología. Mantener el orden puede reducir esta carga y promover una sensación de control y calma.
Para aquellos que se sienten abrumados por el desorden, aplicar estrategias simples puede ser de gran ayuda. La regla de los dos minutos, que sugiere abordar tareas pequeñas inmediatamente si llevan menos de dos minutos, y el método Power Hour, que propone dedicar una hora a limpiar intensamente, son métodos efectivos para mantener el hogar en orden sin que esto se convierta en una carga.
Un hogar ordenado no solo contribuye a una mayor felicidad y bienestar, sino que también optimiza nuestra productividad y reduce el estrés. Con unos minutos diarios dedicados al orden, es posible transformar nuestra vida, creando un ambiente más armonioso y eficiente tanto en el hogar como en el trabajo.
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