En el marco de la conmemoración de la Independencia de México, surge una historia poco conocida que revela la rivalidad entre dos imágenes religiosas que se convirtieron en estandartes de bandos opuestos durante la lucha por la libertad en la reconocida Guerra de las Vírgenes: la Virgen de Guadalupe y la Virgen de los Remedios.
El 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla, al iniciar el movimiento independentista, tomó un lienzo de la Virgen de Guadalupe que encontró en la sacristía de Atotonilco y lo convirtió en el estandarte de los insurgentes.
La Virgen de Guadalupe: Estandarte Insurgente
La imagen de la Virgen Morena se convirtió en un símbolo poderoso que unió a la población bajo la causa de la independencia.
“Viva la América, muera el mal gobierno!” y "¡Viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe!”, gritó Hidalgo a la multitud que lo seguía, enarbolando la imagen como símbolo de la lucha por la libertad y la identidad nacional.
La Virgen de los Remedios: La Generala Realista
En respuesta, los realistas, leales al imperio español, buscaron una figura religiosa que pudiera contrarrestar el poder simbólico de la Virgen de Guadalupe. El virrey Francisco Xavier Venegas alzó a la Virgen de los Remedios como la imagen del bando realista, otorgándole el título de “Generala”.
Según la historia, la Virgen de los Remedios apareció a los conquistadores españoles durante la Noche Triste y los ayudó a escapar del ataque indígena.
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Este evento la convirtió en un símbolo de protección y lealtad al régimen colonial
La guerra de Independencia de México se convirtió así en una lucha no solo armada, sino también simbólica, donde dos imágenes de la Virgen María se enfrentaban por el control del imaginario popular.
“En algún momento, la guerra de Independencia se convirtió en una lucha entre dos figuras de la Virgen María”, afirma el investigador Guillermo Hurtado del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
A pesar de la rivalidad entre los bandos, tanto la Virgen de Guadalupe como la Virgen de los Remedios eran veneradas por la población, buscando consuelo y milagros en medio del conflicto.
La devoción religiosa era una constante en ambos bandos, incluso cuando sus sentimientos y creencias los enfrentaban en una guerra por la libertad.
Si bien la Virgen de Guadalupe se convirtió en el símbolo nacional por excelencia, la historia de la Virgen de los Remedios nos recuerda la complejidad de la Independencia de México y la profunda religiosidad que marcó este periodo histórico.
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