En el corazón de las tradiciones mexicanas, se encuentra un pan que ha permanecido en la penumbra de la fama, pero que ostenta un significado profundo en las ofrendas del Día de Muertos: el gollete. Desde tiempos ancestrales, los panaderos mexicanos han elaborado este bizcocho especial para honrar a los difuntos que regresan a convivir con los vivos.
¿Que es el “Gollete”?
El gollete es una rosca de consistencia firme, recubierta de un intenso azúcar rosado con destellos de naranja, lo que le otorga un sabor agridulce único.
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Aunque su popularidad es modesta en comparación con otros elementos de las ofrendas, la Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México asegura que el gollete es tan esencial como el agua, la sal, el copal, la flor de muertos o los tamales en una ofrenda tradicional. Cada año, esta organización lleva a cabo un concurso de altares que resalta la importancia de estos elementos.
¿Que significado tiene el “Gollete”?
La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) ahonda en su significado, explicando que los golletes simbolizan los cráneos que conforman un tzompantli, un conjunto de cráneos humanos dispuestos como un altar.
Por esta razón, en lugares donde se celebran ofrendas más arraigadas en la tradición, como en Mixquic, en la alcaldía de Tláhuac, los golletes no son simplemente colocados sobre la mesa, sino que son ensartados en cañas que sobresalen de la ofrenda, emulando el tzompantli ancestral.
A pesar de tener su origen en Puebla, el gollete no es en esta entidad donde se comercializa en mayor medida. Más bien, es común encontrarlo en las panaderías de barrio de alcaldías como Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa y Xochimilco.
Además, durante esta temporada, las calles de estas demarcaciones se llenan de coloridos tianguis donde los comerciantes apilan los golletes en torres, listos para ser adquiridos y formar parte de las ofrendas que conectan a vivos y difuntos en una celebración única en el mundo.
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