En la era de la hiperconectividad, el teléfono móvil se ha convertido en una herramienta indispensable, pero las constantes notificaciones pueden generar ansiedad y sensación de sobrecarga. Ante esto, cada vez más personas optan por mantener su celular en silencio, una decisión que, según la psicología, revela importantes aspectos sobre la personalidad y el bienestar mental.
Un estudio reciente realizado por universidades de Estados Unidos señala que silenciar el teléfono responde al “deseo de controlar las interacciones con el entorno”. Este comportamiento estaría relacionado con la necesidad de proteger el espacio personal y evitar la saturación sensorial que producen las incesantes alertas de mensajes y aplicaciones. Mantener el móvil en silencio permitiría establecer una barrera entre la vida digital y la personal, lo que se vuelve crucial en un contexto donde la expectativa de estar siempre disponible genera presión social.
La psicología revela el significado detrás de mantener el celular en silencio
De acuerdo con el Journal of Neuroscience, cuando se cruza el umbral de nuestra comodidad, como ocurre con la intromisión constante de notificaciones, el cerebro emite señales de incomodidad y ansiedad. En este sentido, silenciar el celular actúa como un mecanismo para evitar invasiones a la privacidad y reducir el estrés provocado por las demandas sociales, emocionales o laborales.
Por otro lado, en el mundo de las redes sociales, la psicoterapeuta Lorena Garzón destaca que las imágenes de perfil también pueden revelar detalles profundos de nuestra personalidad. Desde caricaturas que sugieren cierta reserva emocional, hasta fotos de infancia que indican una conexión con el pasado, las elecciones que hacemos en el entorno digital reflejan aspectos clave de nuestra identidad. Incluso el uso de filtros puede señalar una búsqueda de aprobación externa o el deseo de proyectar una imagen idealizada.
No es una decisión práctica, es algo de autocuidado
El acto de mantener el celular en silencio no solo es una decisión práctica, sino también una estrategia de autocuidado que busca equilibrar la conectividad con la protección del espacio mental. En un mundo cada vez más ruidoso, controlar las notificaciones se convierte en una herramienta clave para gestionar mejor nuestras emociones y preservar nuestro bienestar.
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