El virus Coxsackie, conocido por causar la enfermedad de “mano-pie-boca”, es una infección que afecta principalmente a niños, provocando sarpullidos y ampollas en las zonas del cuerpo que le dan su nombre.
Este virus, perteneciente a la familia de los enterovirus, se propaga con facilidad y aunque generalmente provoca malestares leves, puede generar complicaciones en algunos casos.
¿Qué es el virus Coxsackie y cuáles son sus síntomas?
El virus Coxsackie forma parte de la extensa familia de enterovirus, la cual también incluye a los virus de la poliomielitis y la hepatitis A. Estos virus se alojan en el sistema digestivo humano y se transmiten principalmente por contacto con superficies contaminadas o debido a una higiene inadecuada.
Aunque la mayoría de las infecciones por Coxsackie no requieren tratamiento médico y se resuelven por sí solas, algunas pueden evolucionar hacia complicaciones graves. La enfermedad de manos, pies y boca, una de las más comunes causadas por este virus, se manifiesta con fiebre, dolor de garganta, náuseas y la aparición de llagas dolorosas en la boca. También pueden presentarse sarpullidos en las manos, pies y glúteos. Los síntomas suelen aparecer entre 3 y 6 días después de la exposición al virus y pueden durar varios días.
¿Cómo prevenir la infección?
La prevención es fundamental para reducir el riesgo de contagio. Mantener una buena higiene, lavarse las manos frecuentemente, especialmente después de ir al baño y antes de comer, y desinfectar las superficies comunes son medidas esenciales para frenar la propagación del virus.
Es importante que los niños que presenten síntomas se mantengan en casa hasta que estos desaparezcan para evitar el contagio a otros, según lo recomienda la Secretaría de Salud del Gobierno de México.
Aunque la enfermedad de manos, pies y boca suele ser leve, es crucial consultar a un médico si el niño presenta fiebre alta, dificultad para ingerir líquidos debido al dolor de garganta, o si los síntomas no mejoran después de una semana. Las complicaciones raras, como la meningitis viral o la encefalitis, requieren atención médica inmediata.
Conocer los síntomas y adoptar medidas preventivas adecuadas puede marcar una gran diferencia en la salud y bienestar de los niños, especialmente en entornos como guarderías y escuelas donde el riesgo de contagio es mayor.
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