Chihuahua, famoso por sus destinos naturales como las Barrancas del Cobre y las Dunas de Samalayuca, también alberga maravillas menos conocidas pero igualmente impresionantes. Uno de estos tesoros es el Cañón del Pegüis, un rincón escondido en el vasto desierto chihuahuense que se está ganando su lugar como atractivo turístico.
Hace unos 70 millones de años, el norte de México estaba bajo el mar de Tetis. Sin embargo, movimientos sísmicos provocaron el retroceso del agua, dejando al descubierto formaciones submarinas como el Cañón del Pegüis. A lo largo del tiempo, esta área se transformó en el Desierto de Chihuahua, el desierto más grande de Norteamérica y uno de los más biodiversos a nivel global.
Para muchos visitantes es un oasis en el desierto 🙌
— ¡ah Chihuahua! (@ahChihuahua) July 15, 2021
📸Cristina Bustillos
📌 Cañón del Pegüis, Chihuahua, México pic.twitter.com/tFjJdCgk3I
¿Dónde se encuentra el Cañón del Pegüis?
A diferencia de los cañones más famosos en la Sierra Tarahumara, el Cañón del Pegüis se sitúa al noreste de Chihuahua, cerca de la frontera con Estados Unidos. Desde Ojinaga, el viaje es de unos 40 minutos en auto, mientras que desde la ciudad de Chihuahua se requiere alrededor de 2 horas y 40 minutos para llegar.
El Cañón del Pegüis, de 16 kilómetros de longitud, está atravesado por el río Conchos, que fluye desde la Sierra Tarahumara hasta su unión con el río Bravo en la frontera estadounidense. Este cañón se destaca por sus impresionantes paredes verticales de piedra caliza, que alcanzan hasta 350 metros de altura.
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El entorno desértico es hogar de una flora compuesta principalmente de mezquites, nopaleras y cactáceas, mientras que la fauna incluye gatos monteses, venados, coyotes y aves como el halcón peregrino y el águila real.
¿Qué se puede hacer en el Cañón del Pegüis?
Para acceder al Cañón del Pegüis, debes tomar la Carretera Federal 16, que pasa por la parte superior de los barrancos y ofrece vistas panorámicas del río y las paredes del cañón desde un mirador.
Un pequeño parque ecoturístico en la base del cañón ofrece un embarcadero con canoas y kayaks para explorar el río y disfrutar de las vistas. En otoño y primavera, se pueden formar pozas naturales para nadar, siempre con chaleco salvavidas obligatorio.
El área también dispone de espacios para acampar, asadores, palapas con hamacas, sanitarios y una alberca con agua termal. Los visitantes pueden practicar senderismo o cañonismo, explorar cuevas con estalactitas y estalagmitas, y observar fósiles marinos y pinturas rupestres en las paredes del cañón.
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