Una tormenta de finales de año azotó la costa este de Estados Unidos el domingo, desencadenando fuertes aguaceros e intensas ráfagas de viento. La perturbación climática causó estragos en Carolina del Sur y Florida, provocando inundaciones, rescates y la cancelación de celebraciones navideñas.
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En Georgetown, una comunidad costera de Carolina del Sur, las autoridades llevaron a cabo decenas de rescates después de que las intensas lluvias provocaran inundaciones repentinas. Jackie Broach, funcionaria de información pública del condado Georgetown, informó que algunas áreas, no consideradas propensas a inundaciones, se vieron afectadas por más de 22,9 centímetros (9 pulgadas) de lluvia desde el sábado por la tarde.
“No solo se trata de las zonas propensas a inundaciones, sino áreas en las que realmente no esperábamos problemas de inundaciones”, declaró Broach.
Se realizaron rescates acuáticos en las islas de Kiawah y Seabrook, según informes de medios locales. En las tierras bajas de Carolina del Sur, numerosos caminos fueron cerrados debido a los aguaceros generados por la tormenta. El mareógrafo de Charleston registró su marea no tropical más elevada registrada y la cuarta más alta de la historia.
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En el condado Georgetown, no se reportaron víctimas fatales ni heridos, pero las ráfagas de viento derribaron señalamientos y árboles, dispersando también decoraciones navideñas por las calles.
Hacia el norte, en la costa, se esperaban inundaciones costeras leves y moderadas, según la oficina del Servicio Meteorológico Nacional en Wilmington, Carolina del Norte.
La tormenta dejó más de 31,000 cortes de energía en Carolina del Sur, más de 14,000 en Carolina del Norte y más de 11,000 en Florida, según PowerOutage.us. En Florida, la tormenta arrojó hasta 12,7 centímetros (5 pulgadas) de lluvia, inundando algunas calles y llevando a la cancelación de desfiles de embarcaciones y otros eventos navideños.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió advertencias de inundaciones y avisos de anegaciones menores para una amplia franja del estado, desde el suroeste de la costa del Golfo de México hasta Jacksonville. A pesar de las condiciones climáticas adversas, los principales aeropuertos continuaron operando con normalidad. La tormenta, que se comporta como una tormenta tropical en pleno diciembre, deja a su paso un rastro de daños y desafíos logísticos para las comunidades afectadas.
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