El acoso laboral, conocido como mobbing, es una realidad que afecta a un preocupante porcentaje de trabajadores en México. Se manifiesta de diversas formas y a menudo comienza de manera sutil, pero sus consecuencias pueden ser devastadoras para la salud mental y física de la víctima.
Según expertos en psicología laboral, el mobbing puede definirse como “aquel comportamiento negativo que se produce dentro del entorno laboral entre compañeros, superiores o inferiores jerárquicos, a causa del cual el afectado es objeto de acoso y ataque sistemático durante mucho tiempo, de modo directo o indirecto, por parte de una o más personas, afectando negativamente a su estado y poniendo en peligro su integridad”, como lo describe Andrea Trujillo Estrada, psicóloga de bluaU de Sanitas.
Factores como estilos de liderazgo inadecuados, conflictos interpersonales no resueltos y un ambiente laboral tenso pueden favorecer el desarrollo del mobbing. Además, la falta de claridad en los roles y tareas laborales puede contribuir al problema.
Es esencial identificar las señales de alerta del mobbing, que a menudo se manifiesta de manera sutil. Algunos indicadores incluyen relaciones personales distantes, menosprecio o sobrecarga de trabajo, labores sin seguridad adecuada y amenazas, tanto verbales como no verbales.
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El perfil del acosador suele corresponder a individuos con rasgos de narcisismo patológico, psicopatía o falta de empatía. No necesariamente tienen un motivo claro para sus acciones, aunque en ocasiones se basan en celos, envidia u odio hacia ciertos grupos.
Las consecuencias del acoso en el trabajo son profundas y abarcan tanto el ámbito personal como profesional. Las víctimas pueden experimentar desde ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático hasta problemas físicos como insomnio y trastornos digestivos.
Además del mobbing, existen otras formas de acoso laboral que incluyen violencia física y sexual. Alarmantemente, México lidera a nivel mundial en estrés laboral, según la Organización Mundial de la Salud desde 2017. Este estrés laboral crea un caldo de cultivo para situaciones de acoso.
El desempleo y la necesidad de mantener el trabajo han llevado a muchos empleados a aceptar condiciones extremas, como disponibilidad constante y reducción de sueldo. A pesar de una recuperación económica parcial, aún quedan millones de empleos por recuperar, principalmente entre las mujeres.
Frente a esta realidad, es esencial tomar medidas tanto a nivel legal como personal. Se puede recurrir al departamento de recursos humanos, al sindicato si existe, o a instancias gubernamentales para reportar el acoso. Es crucial comprender que el acoso laboral no solo afecta el rendimiento, sino también la salud física y mental de la víctima.
La atención temprana es fundamental para evitar complicaciones graves. En este contexto, existen instituciones que están preparadas para brindar apoyo y orientación a quienes lo necesiten.
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