La Sierra Tarahumara , en el norte de México, es el hogar de los rarámuris, una comunidad reconocida internacionalmente por su extraordinaria capacidad para correr largas distancias, ya sea descalzos o en huaraches. Su resistencia física ha asombrado a deportistas y expertos de todo el mundo, y recientemente, una vlogger polaca se adentró en su cultura para descubrir uno de los secretos detrás de esta habilidad: el pinole, un antiguo “superalimento” rarámuri.
La fama de los rarámuris como corredores alcanzó un nuevo nivel en 1992, cuando el periodista estadounidense Christopher McDougall publicó “Nacidos para correr”, un libro que destacó la resistencia y estilo de vida de esta comunidad. Desde entonces, diversos documentales y estudios han explorado su cultura, siendo el más reciente parte del programa Superskilled de National Geographic.
¿En qué consiste este proyecto?
En este proyecto, la vlogger polaca Eva zu Beck viajó a la Sierra Madre Occidental y compartió su experiencia preparando y probando pinole junto a mujeres rarámuris. Este alimento, elaborado a base de maíz tostado, es fundamental en la dieta de los corredores locales, proporcionándoles energía e hidratación.
“Sabe un poco a palomitas de maíz. Es realmente bueno”, comentó zu Beck tras probar el pinole por primera vez, destacando su valor como parte esencial de la resistencia física de los rarámuris.
¿En qué consiste el proceso artesanal del pinole?
De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la preparación del pinole comienza con el secado del maíz para evitar hongos. Luego, el maíz se desgrana y se tamiza para eliminar impurezas antes de tostarlo en un comal de barro, lo que le otorga su característico sabor. Finalmente, los granos tostados se muelen con canela hasta obtener un polvo fino.
La capacidad de los rarámuris para correr está profundamente vinculada a las condiciones de su entorno: montañas escarpadas, barrancas profundas y climas extremos que dificultan el uso de animales o vehículos. Desde niños, esta comunidad desarrolla su resistencia física para enfrentarse a estos desafíos, practicando deportes tradicionales como el rarajípari y la ariweta, que también exigen fuerza y agilidad.
Los rarámuris continúan siendo un ejemplo de conexión con la naturaleza y superación humana. Su estilo de vida y tradiciones como el consumo del pinole no solo inspiran a atletas, sino que también subrayan la riqueza cultural y gastronómica de México.
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