El Vaticano declara extinto un monasterio, el Monasterio Carmelita de la Santísima Trinidad, ubicado en Arlington, Texas, tras un escándalo que involucró a una de sus monjas tras romance en línea con un exsacerdote . La decisión pone fin al estatus del recinto como monasterio católico y a la vida religiosa de sus residentes.
En un comunicado emitido el 2 de diciembre, el obispo Olson expresó que se vio obligado a buscar “justicia y misericordia” conforme al Derecho Canónico. “Reconocemos las dificultades y la atención pública que estos eventos han traído a nuestra diócesis”, señaló.
¿Cuál es el origen del conflicto?
En abril de 2023, el obispo de Fort Worth, Michael Olson, acusó a la entonces priora, Teresa Gerlach, de haber violado sus votos de castidad al mantener una relación amorosa por videollamada con Philip Johnson, un exsacerdote de Carolina del Norte. Este hecho marcó el inicio de una compleja batalla legal y espiritual.
La situación escaló en mayo de 2023, cuando Gerlach y un grupo de religiosas interpusieron una demanda contra la diócesis y el obispo, alegando invasión a la privacidad y daño emocional. Solicitaron una compensación de un millón de dólares. En junio, Olson destituyó a Gerlach, quien admitió haber quebrantado sus votos, aunque su abogado argumentó que estaba bajo los efectos de una fuerte medicación al momento de su confesión.
¿Cuál fue la decisión del Vaticano?
En abril de 2024, el Vaticano designó a la Asociación de Cristo Rey para supervisar el monasterio, decisión que las religiosas rechazaron, recurriendo a los tribunales para bloquear la intervención. En septiembre, las monjas se alinearon con la Sociedad de San Pío X, una organización tradicionalista con tensiones históricas con la Santa Sede.
Finalmente, el 28 de noviembre, el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica emitió un decreto que declaró extinta la comunidad religiosa. La diócesis confirmó que las residentes “ya no son monjas” y el recinto “ya no es un monasterio católico”.
Por su parte, el abogado de las religiosas, Matthew Bobo, acusó al obispo de acoso y expresó confianza en que la Sociedad de San Pío X defenderá los intereses de las exmonjas.
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